Wanna One desarrolla el universo conceptual, verbal y visual del hostel a través de la profecía de Newton

 

 

Isaac Newton predijo que el mundo se acabaría en 2060 y esa ha sido la fecha elegida por Wanna One, el estudio de marketing, diseño e interiorismo que ha desarrollado este proyecto de forma integral, para darle nombre al alojamiento. A partir de esta fecha se construye el branding y todo el universo conceptual, verbal y visual del hostel. Lejos de ser un mensaje apocalíptico o negativo, es un canto a la vida. Una invitación para vivir el ahora hoy.

 

 

2060 ha sido una aventura de dimensiones desconocidas para todos los implicados. Sus fundadores tardaron 11 años en hacerse con el edificio de la calle Cabeza 11 de Madrid. Pero una vez adquirido, llegó lo bueno: transformar ese antiguo almacén de seis plantas en un hostel con capacidad para 200 personas.Eso se comprueba en cuanto te encuentras frente al edificio, donde una obra de street art te recibe con un mensaje tan tentador como inquietante: Welcome to the end of the world. Si te animas, aceptas con tus propias huellas (y no precisamente dactilares) la única norma de admisión: tener presente que all we have is now, como se lee en la alfombra de la entrada. A partir de ahí… estás en otro mundo.

 

 

ESTÍMULO PARA LOS SENTIDOS
2060 un refugio para amantes de la vida, en el que Wanna One se propuso estimular los sentidos de manera global. Los aromas forman parte de la experiencia, te anclan al presente a la vez que te transportan a un oasis urbano. Donde tan pronto percibes un aroma a hierba recién cortada, como a menta o a notas de higuera. Esa sensación se refuerza visualmente con plantas y animales que trepan por ventanas y puertas, que envuelven los pasillos. La apuesta paisajística y gráfica para ensalzar la naturaleza dentro del espacio es, de hecho, uno de los rasgos más destacados de 2060. A los pocos minutos de estar aquí te olvidas de que estás en el centro de Madrid.
La propuesta de interiorismo de Wanna One se inspira en la profecía de Newton, pero siempre con la vista puesta en el horizonte del futuro. Para ello se combinan elementos y materiales intencionadamente envejecidos con otros modernos y sorprendentes o, incluso, inventados por el propio estudio. Como por ejemplo el mostrador multifuncional de cristal envejecido, que sirve a las veces de recepción, de boutique y de barra, que convive y contrasta con el contador futurista del fin del mundo que preside el lobby.

 

Para llegar a tu habitación, realizas un viaje sensorial, te sumerges de lleno en la experiencia de marca. Si decides subir en ascensor, lo harás en una especie de cápsula vegetal, en la que pían los pájaros, literalmente. Si lo haces andando, deberás atravesar las cinco fases del duelo, tal y como te indica la original señalética de cada piso, creada ad hoc por Wanna One.
Una vez en la habitación, te conquistarán las ilustraciones botánicas de las literas que se modernizan con una maquetación muy bold, sin serifa. Y cómo no, el propio diseño de las literas, que son todo un ejercicio de creatividad con propósito. Ya que han sido diseñadas y creadas expresamente para ofrecer una experiencia más allá de lo esperado. Además de mejorar el descanso de cada huésped gracias a un sistema de paneles y cortinas, fomentan la interacción y diversión entre ellos, con las ilustraciones que sirven a las veces de photocall.

 

 

EXPLORAR
Tras dejar el equipaje y descansar un poco, llega la hora de explorar. Así te vas encontrando con mensajes en cada rincón, a modo de pistas para aprender a vivir el ahora. Pero con objetos y piezas de diseño que demuestran que en 2060 no hay nada dejado al azar. De hecho, Wanna One ha seleccionado y orquestado a ocho jóvenes artistas y diseñadores para que creen piezas únicas para el hostel. Pero es que además de las piezas exclusivas, todo el mobiliario y los materiales tienen el sello de prestigiosas marcas nacionales e internacionales, sin olvidar a las marcas nuevas y a los artistas emergentes. Todo eso contribuye a que 2060 no se parezca a ningún otro lugar. Y mucho menos a un hostel.
A nivel de experiencia vital, 2060 es más hostel que ningún otro, porque te deja huella. No solo por los servicios que ofrece o por los planes que se proponen cada día para disfrutar y hacer piña -pese a que Newton era más de manzanas. Sino ante todo porque quienes se alojan en 2060 comparten el hambre de vida y las ganas de comerse el mundo. Y eso crea una sintonía especial en los corazones.
En la mayoría de hostels, los huéspedes van a dormir y ya. La principal diferencia de 2060 es que aquí se viene a vivir, con todas las letras. Y a eso te comprometes cuando cruzas la puerta de Welcome to the end of the world.

 

 

 

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