La reforma realizada en el hotel Atlantic Holiday de Callao Salvaje, en Santa Cruz de Tenerife, fue prácticamente integral, logrando establecer un hilo conductor entre los diferentes espacios. El trabajo de diseño, tanto de imagen corporativa como de interiorismo, fue llevado a cabo por el Estudio Vuelta, integrado por Jennifer Pérez y David Ormazábal, con la colaboración externa de Charora Herrera del Estudio Kaysi.
Atlantic Holiday, es uno de los primeros diez hoteles que existieron en Tenerife, teniendo así una gran trayectoria hasta el momento y además de origen Danés. Por esta razón, se buscaba mantener sus raíces proporcionándole también un carácter Canario, tomando como inspiración a César Manrique.
Esta historia proporcionó la plataforma perfecta para dotar a las habitaciones, solárium, piscina, restaurante, chillout y otras áreas comunes con una identidad única que captara la atención de los visitantes.
El hotel cuenta con 94 habitaciones, cada una de ellas con características distintivas que requirieron intervenciones específicas. Se optó por trabajar la armonización cromática en el textil para potenciar la sensación de relajación y paz.
Además realizamos cambios en el mobiliario optando por la jovialidad de la madera de haya y también intervenimos en la iluminación, añadiendo un aspecto más moderno y funcional, para mejorar la experiencia del usuario en la habitación. Y finalmente, aplicamos un aire fresco a las habitaciones empleando una paleta de colores verdes en detalles decorativos como bordados, paredes y jarrones.
La siguiente zona exterior ofrece un refugio sereno y elegante para disfrutar del sol y las vistas. Diseñado con una cuidadosa atención en los detalles, este espacio combina comodidad y estilo en armonía con el entorno natural. Con cómodos muebles de exterior, áreas sombreadas, zonas acotadas para su privacidad y una paleta de colores suaves y naturales, nuestro solarium invita a relajarse y disfrutar de la brisa fresca y el cálido sol. Las plantas nos completan el aspecto árido y sobrio que caracteriza a este espacio.
La transformación de nuestra zona de piscina ha sido un proceso fluido. Partiendo del diseño actual de la piscina, como punto de referencia, hemos logrado una intervención que combina funcionalidad y estética de manera armoniosa. Las hamacas, parasoles, mesas y toallas han sido renovados para ofrecer una experiencia idílica a nuestros huéspedes, mientras que la selección de vegetación se ha realizado con cuidado para integrarse perfectamente con el estilo del entorno. El resultado es una piscina que no solo invita al relax y la diversión, sino que también se funde con el Atlántico que la rodea, creando un oasis de serenidad y belleza.
Presentamos una zona de relajación máxima y completamente moderna. Para elevar aún más el confort, hemos instalado marquesinas bioclimáticas que delimitan el espacio y añaden un toque de comodidad. El suelo de teja roja ha sido reemplazado por un nuevo revestimiento cerámico en tonos beige claro, que se integra perfectamente con el estilo que hemos diseñado. Además, hemos optado por mobiliario de madera de Teca proveniente de bosques sostenibles, aportando suavidad y carácter al ambiente. Complementando este ambiente, hemos seleccionado cuidadosamente una vegetación tropical que contribuye a crear un espacio encantador y confortable.
El restaurante refleja una armoniosa fusión entre el estilo danés y la estética característica de César Manrique. Después de replantear la distribución del espacio y tras consultas con el personal, logramos crear un diseño coherente y funcional, especialmente en la zona del buffet.
Optamos por materiales naturales locales como la piedra de Canto y una variante similar a la piedra Rofe, conocida como piedra negra volcánica, que evocan la conexión con la naturaleza, característica de ambos estilos.
El enfoque en formas orgánicas y materiales nobles nos transporta a un espacio natural y auténtico. Para mejorar la privacidad y el confort, se instalaron separadores de ambientes, rompiendo con la visión repetitiva de mesas y sillas.
Uno de los aspectos destacados del diseño es la barra, cuya ubicación se ajustó para mejorar la circulación y optimizar el espacio de trabajo. Visualmente, se realzó como una pieza única con ondas amplias que simulan las olas del mar, añadiendo un toque distintivo y evocador al ambiente.
El restaurante está completamente rodeado por amplias cristaleras que ofrecen una conexión constante con las impresionantes vistas del océano Atlántico.