Convertir una casa de vacaciones en un hogar cómodo, funcional y con personalidad es posible. Este proyecto de Diego Guillén, ubicado frente al mar, consigue ese equilibrio perfecto entre diseño y practicidad para una segunda residencia que sus propietarios disfrutan algunas semanas al año y alquilan durante el verano.
La vivienda transmite serenidad y unidad visual desde el primer vistazo. Un porcelánico que recorre toda la casa —en diferentes tonalidades según el espacio— aporta continuidad, mientras que los revestimientos de madera, con formas onduladas que evocan el movimiento del mar, refuerzan la conexión con el entorno costero.
La iluminación, tanto interior como exterior, se ha cuidado al detalle, creando atmósferas agradables que acompañan en cada momento del día. El mobiliario, diseñado a medida en el mismo material porcelánico, sigue la línea estética del proyecto: sobria, elegante y resistente.
En el baño, el modelo Bari de Bathco encaja a la perfección con la propuesta: un lavabo de porcelana de líneas suaves que aúna diseño y durabilidad. Como el resto de la casa, este espacio se ha pensado para resultar acogedor, fácil de mantener y con una decoración medida que aporta calidez sin complicaciones.
Una vivienda pensada para disfrutar sin preocupaciones, donde cada elemento responde a una idea clara de confort, estética y funcionalidad.
Interiorismo: Diego Guillén
Fotografía: Adrián Mora