El valor de la aerotermia en el nuevo contexto climático
El Observatorio de Sostenibilidad advierte que, en España, durante los últimos cinco años, el 54% de las estaciones meteorológicas han registrado temperaturas superiores a los 40 ºC en algún momento. Este dato refleja una aceleración sin precedentes del cambio climático. Ante esta realidad, la climatización ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad estructural.
Contar con una temperatura agradable, tanto en verano como en invierno, no es solo una cuestión de confort: también influye en la salud, en el rendimiento diario y en el cumplimiento de las normas vigentes. Al pensar en cada proyecto, ya no se trata solo de elegir qué sistema instalar, sino también de valorar la inversión teniendo en cuenta estos factores y en cuánto tiempo se va a recuperar.
Y es que hoy más que nunca, el confort, la inversión y el impacto medioambiental son tres factores clave en la elección de un sistema HVAC. La presión europea por reducir emisiones y eliminar combustibles fósiles coincide con un contexto de precios energéticos al alza. Esta situación obliga a buscar soluciones que respondan a dos exigencias fundamentales: eficiencia y sostenibilidad. No basta con climatizar; es imprescindible hacerlo con el menor consumo posible, utilizando fuentes limpias y con un coste operativo controlado.
Este nuevo marco ha convertido la amortización en una variable decisiva. La rentabilidad energética —cuánto se ahorra en cada factura respecto a tecnologías tradicionales— marca el rumbo de las nuevas inversiones, tanto en obra nueva como en rehabilitación. En ese cruce entre ahorro, rendimiento y responsabilidad ambiental, la aerotermia ha demostrado estar a la altura.
Como tecnología, la aerotermia es capaz de aprovechar el calor contenido en el aire exterior y transformarlo en climatización y ACS, posicionándose como un sistema basado en energía renovable que responde a los retos planteados. Su eficiencia, combinada con su carácter renovable, la sitúa como una solución rentable, capaz de ofrecer una reducción más que notable en la factura eléctrica.
Y entre las propuestas más avanzadas del mercado, la Monobloc Drive de Daitsu, marca propia de Eurofred, ofrece una vía directa hacia ese equilibrio entre sostenibilidad, rendimiento y recuperación de la inversión.
En este sentido, Daitsu amplía su gama de aerotermia con gas refrigerante R290, que comienza con la Monobloc Active para proyectos residenciales y comerciales pequeños, y se extiende con la Monobloc Drive para proyectos más ambiciosos que requieren mayor potencia y rendimiento.
Cómo la Monobloc Drive convierte la inversión en rentabilidad
La Monobloc Drive ha sido desarrollada para facilitar el día a día del profesional, tanto en su integración en proyectos como en su instalación. Su diseño incorpora una bomba hidráulica sin conexiones frigoríficas adicionales que permite una puesta en marcha más rápida y menos costosa. Esta simplicidad, en muchos casos, permite ganar competitividad en los costes de instalación.
Pero el verdadero factor diferencial es el uso continuo con mínimas emisiones. Esta bomba de calor trabaja con refrigerante natural R290, con un potencial de calentamiento global (GWP) de apenas 0,5, lo que no solo responde a los estándares más exigentes de sostenibilidad, sino que también garantiza un alto rendimiento energético.
Gracias a su compresor scroll inverter con tecnología EVI, es capaz de mantener eficiencias sobresalientes incluso en condiciones climáticas desfavorables, logrando clasificaciones de hasta A+++ a 35 °C.
Una eficiencia que se traduce en un menor consumo energético en climatización. Porque, cuando una tecnología reduce de forma directa y constante la factura energética, la inversión empieza a recuperarse mucho antes. Esta diferencia se percibe con mayor claridad en aplicaciones centralizadas con instalación en cascada, donde el consumo acumulado tiene un peso crítico.
En proyectos que requieren mayores rangos de potencia, la Monobloc Drive permite adaptarse a distintos tipos de emisores, lo que facilita su integración tanto en sistemas de obra nueva como en rehabilitaciones energéticas. Es capaz de suministrar agua a 73 °C incluso con temperaturas exteriores de -7 °C, lo que la hace compatible incluso con radiadores tradicionales sin necesidad de refuerzo eléctrico.
Esta compatibilidad amplía su campo de aplicación, reduce costes adicionales de infraestructura y mejora su amortización.
Además, la posibilidad de conectar hasta 16 unidades en cascada permite escalar el sistema con precisión, adaptándolo a las demandas reales del edificio. Esto, junto con su sistema de desescarche inteligente y la válvula de expansión electrónica, garantiza una operación estable y eficiente a lo largo del tiempo. Cada kilovatio se optimiza, cada ciclo térmico se ajusta, y cada hora de funcionamiento aporta al retorno de la inversión.
La importancia de amortizar la inversión
Los plazos de amortización varían en función del tipo de instalación, el perfil de uso y el coste energético local. Sin embargo, tanto en proyectos residenciales como del sector terciario, los datos de campo sitúan la amortización en un rango máximo de cuatro años.
Considerando que la vida útil del equipo supera los 15 años, la rentabilidad es evidente.
Frente a calderas de gas o sistemas eléctricos convencionales, esta solución destaca no solo por su eficiencia energética, sino también por su bajo mantenimiento, la eliminación de combustibles y su resistencia a cambios regulatorios o fiscales.
En definitiva, aporta valor no solo en ahorro, sino también en tranquilidad.