La retracción es una contracción que experimenta el mortero por disminución de volumen durante el proceso de fraguado y principio de endurecimiento. Dicha retracción es provocada por la pérdida de agua sobrante tras la hidratación del mortero.
La retracción se va a identificar por la aparición en la superficie del mortero de lo que conocemos como fisuración errática. En aquellos casos donde la retracción es muy acusada, puede afectar a la impermeabilidad al dejar abiertas vías de penetración del agua.
Distinguiremos tres tipos de retracción: plástica, hidráulica o de secado y térmica.
Generales:
o Alto contenido en áridos muy finos.
o Excesiva cantidad de cemento y agua de amasado.
o Sequedad del ambiente y cambios de temperatura.
o Espesores de junta excesivos.
Particulares:
Hasta aquí hemos visto las alteraciones dimensionales del mortero debidas a su inherente proceso de consolidación desde el estado fresco al endurecido. Distinguimos por tanto retracciones plásticas, de secado y térmicas como causas que derivan en la contracción final del mortero.
Estas variaciones se producen en las fases de fraguado y endurecimiento del material.
Por ejemplo, la evaporación progresiva del agua de amasado y la estructura interna del mortero discontinua por la existencia de poros y capilares originan la coexistencia de una fase líquida y otra aérea. Aparecen entonces tensiones superficiales que causan compresiones sobre las paredes de los intersticios acarreando la contracción del mortero. Este mecanismo se relaciona directamente con el tamaño de los poros
existentes. Debido a causas térmicas se producen cambios de volumen que dan lugar a contracciones y dilataciones que pueden ser considerables al considerar en su conjunto el muro o cerramiento ejecutado, sobre todo si no se prevén las juntas adecuadas. Mediante estas juntas controlamos las posibles deformaciones y reducimos los incrementos de esfuerzos en los materiales ocasionados por cambios térmicos.
Con todo, las retracciones de los morteros en las juntas entre ladrillos, no suelen ser problemáticas, porque los volúmenes o espesores que representan no pueden dar origen a alteraciones dimensionales considerables, dado su reducido tamaño, en comparación con su aplicación en revestimientos.
Para el caso de los morteros las características principales a considerar van a ser las ya mencionadas con los procesos de fraguado y endurecimiento, teniendo en cuenta factores como la evaporación de agua y el incremento de la temperatura, mientras que en el diseño se tendrá en cuenta la superficie donde la retracción aumentará con el espesor o tamaño de esta, así como con el aumento de la relación
volumen/superficie. En el caso de la ejecución se incidirá en el curado donde se facilitarán reacciones de hidratación y carbonatación.
En cuanto a las recomendaciones a tener en cuenta en relación a estos tres factores podemos apuntar las siguientes: