Con vistas privilegiadas al mar Cantábrico, esta vivienda en Santander fue completamente transformada por el estudio de Natalia Zubizarreta. El proyecto abordó desde la redistribución de espacios hasta la decoración final, con un enfoque claro: amplificar la luz natural y lograr una elegancia serena mediante materiales nobles, colores suaves y diseño a medida.
La reforma abrió visuales entre estancias, mejorando la funcionalidad y el paso de la luz. En el salón, una librería en roble macizo envuelve la chimenea y oculta la televisión tras unas puertas correderas, ofreciendo un frente limpio y ordenado. Frente al ventanal, los sofás se disponen en torno a un chaise longue que invita a detenerse y mirar el paisaje. Molduras pintadas en blanco recorren las paredes, aportando volumen y carácter sin estridencias.
La cocina se cerró parcialmente con una estructura acristalada que permitió sumar almacenaje sin perder sensación de amplitud. En el dormitorio, textiles naturales y una paleta calmada refuerzan la sensación de descanso.
En el baño principal, destaca la cuidada combinación de texturas. Sobre un mueble de madera envejecida, se apoya el lavabo de piedra natural modelo Dual de Bathco, una pieza de formas orgánicas y acabado artesanal que aporta peso visual y autenticidad. El espacio se reviste con un papel pintado vegetal en tonos empolvados que aporta calidez sin recargar. El espejo redondo y la iluminación tenue completan un ambiente sofisticado, con alma natural.
El resultado es una vivienda pensada al detalle, que abraza la luz y celebra el equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo.
Interiorismo: Natalia Zubizarreta
Fotografías: Felipe Scheffel