2+2+2 SON MUCHOS MÁS QUE SÓLO 6

Se sitúa la casa en un terreno en pendiente con un paisaje de horizonte lejano que es la cornisa oeste de Madrid. A nivel de suelo no aparece nada interesante pero, a medida que nos levantamos, se aparece con más nitidez el paisaje urbano de una visión panorámica de parte de la cornisa Oeste de Madrid. Desde las cuatro torres por la izquierda, hasta la torre de Madrid por la derecha. Hermoso a fuer de curioso. Lógicamente se decide una casa vertical donde los espacios más públicos de la casa estarán en lo más alto, para poder enmarcar y disfrutar de esas estupendas vistas. Un ojo sobre Madrid.

 

Cumpliendo las condiciones que la normativa nos exige se trabaja con una planta cuadrada de 12×12 m. que se divide en cuatro cuadrados de 6×6 m. Siguiendo estas trazas, se van elevando los planos del suelo, cuadrado a cuadrado, con un sencillo movimiento helicoidal. Esos espacios son de doble altura de manera que se van intersecando para producir una diagonalidad concatenada, también helicoidal. El resultado traduce bien ese 2+2+2 son mucho más que sólo 6 con que se encabeza esta propuesta.

 

En la historia de la Arquitectura, Adolf Loos planteó el Raumplan como secuencia de espacios diferentes concatenados frente al espacio continuo y transparente del que luego el ortodoxo Movimiento Moderno hará su buque insignia. Algo, mucho de este Raumplan tiene nuestra Casa Raumplan. 

 

Se emplea así el mecanismo espacial del Raumplan de concatenación de dobles espacios en espiral. Cada dos dobles espacios están conectados desplazándose verticalmente de manera que se crea un espacio diagonal. Si a la vez que ascendemos giramos 90 grados y lo conectamos con los otros dos espacios dobles, y si seguimos ascendiendo volviendo a girar otros 90 grados, se consigue una estructura espacial sorprendente: la concatenación de tres espacios diagonales en espiral, como si de un sacacorchos se tratara. Con lo que se entiende que pueda aquí enunciarse aquello de 2+2+2 son mucho más que sólo 6.

 

Construida la casa, como si de un instrumento musical de tratara, se abren los huecos convenientes para que sea atravesada por la luz de manera que, tras afinar bien dicho instrumento, podamos hacer patente el movimiento de la luz sólida del sol a lo largo del día. Serán especialmente hermosas las azoteas que, plantadas de jazmines y de parras, enmarcarán con grandes huecos horizontales ese singular paisaje de Madrid. También se enmarcarán con parras y jazmines los porches con los que los huecos más bajos se abren al jardín.

 

Para más información consultar la web de Alberto Campo Baeza

 

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